¿QUIÉN ERES?
Alcanzarnos la condición de hijos adoptivos de Dios. Y prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones; y el Espíritu clama: "¡Abba!", es decir, ¡Padre!. Así que ya no eres esclavo sino hijo. Y como hijo que eres, Dios te ha declarado también heredero. (Gálatas 4: 6-7)
Jean Paul Sartre, nada sospechoso de ser cristiano, afirmaba que "ningún punto limitado tiene significado alguno a no ser que tenga un punto infinito de referencia". Cuando nuestro punto de referencia no es Dios y lo que El afirma de nosotros, formamos nuestra identidad en base a los materiales que nos ofrece el contexto social en el que nos ha tocado vivir.
Tener claridad en nuestra mente acerca de que somos hijos del Señor no significa ¡Para nada! que lo estemos viviendo en nuestro corazón. No es nada inusual que nuestra mente y nuestro corazón vayan en sentidos opuestos y ni siquiera tengamos conciencia de ello. En la teoría nuestra identidad puede estar basada en las afirmaciones del Señor acerca de quiénes somos; en la práctica, sin embargo, podemos estar construyendo nuestra identidad en base al logro, el poder, el estatus, los resultados, el prestigio, la superioridad sobre los demás, el cariño, la aceptación, la pertenencia y muchas cosas similares. Son todas estas cosas las que nos definen y las que utilizamos para poder contestar a esa pregunta crítica para todo ser humano: ¿quién soy?
Y tú ¿cómo contestas esa pregunta?
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