ESTAR SIN SER

No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. (Juan 17:15) Jesús nunca pretendió que sus seguidores vivieran en guetos aislados del entorno en el que se encontrarán. Somos un pueblo enviado, en misión (17:18) del mismo modo que el Maestro fue enviado por el Padre. Eso nos genera una tensión porque hemos de vivir en el mundo pero hemos de evitar que este nos contamine. Esa tensión se manifiesta porque hemos de luchar con dos tentaciones, la asimilación -ser igual que el mundo- o el aislamiento -apartarnos de él-. En ambos casos perdemos nuestro papel profético, dejamos de ser luz en medio de la oscuridad, testigos de esperanza, restauración y reconciliación. Como todas la tensiones no es nada fácil de resolver y encontrar el punto de equilibrio es una tarea dinámica que exige sabernos leer a nosotros mismos, el entorno y nuestra relación con Dios. Lo que sí puedo afirmar es que hay elementos sin los cuales ese equilibrio no se podrá mantener. El prim...