JUAN 4. JUAN EL BAUTISTA Y LOS PRIMEROS DISCÍPULOS 1
19-20 Los jefes de los judíos, que vivían en Jerusalén, enviaron a algunos sacerdotes y a otros ayudantes del templo, para que le preguntaran a Juan quién era él. Juan les respondió claramente:
--Yo no soy el Mesías.
21 Y ellos volvieron a preguntarle:
--¿Eres Elías?
Juan les respondió:
--No; no soy Elías.
Pero los sacerdotes y sus acompañantes insistieron:
--¿Eres tú el profeta que Dios iba a enviar?
--No --dijo Juan.
22 Finalmente, le dijeron:
--Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. Dinos, ¿quién eres tú?
23 Juan les dijo lo mismo que el profeta Isaías había anunciado acerca de él:
--Yo soy el que grita en el desierto: "Preparad el camino para el Mesías".
24-25 Entonces los mensajeros de los fariseos le dijeron a Juan:
--Si tú no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26 Juan contestó:
--Yo bautizo con agua. Pero hay entre vosotros uno a quien todavía no conocéis.27 Aunque yo llegué primero, él es más importante que yo, y ni siquiera merezco ser su esclavo.
28 Todo esto pasó en el pueblo de Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba.
(Juan 1:19-26)
Juan, el primo de Jesús, estaba llevando a cabo una labor religiosa y despertó el interés y preocupación de los dirigentes espirituales de Israel. Una comisión, tal y como indica el pasaje, fue enviada a fin de averiguar quién era, cuál era su identidad. Primero, le preguntaron si era el Mesías, a lo que respondió de forma negativa. Segundo, le preguntaron si era Elías, ya que existía la creencia que este profeta, uno de los más célebres del antiguo Israel, debía volver antes de la aparición del Mesías. Ante su respuesta negativa le preguntaron, en tercer lugar, si era el profeta esperado, pues había la expectativa de la aparición de un enviado de Dios en los últimos tiempos. También la respuesta de Juan es negativa.
Ante la exasperación de aquella comisión investigadora Juan, por fin, indica quién es él, alguien que señala, apunta y prepara la venida de Jesús. Este ha sido precisamente el punto que ha desafiado mi vida con este sencillo pasaje, pensar si para la gente que hay a mi alrededor, comenzando con mi familia, mis vecinos, amigos, conocidos, colegas, etc., etc. yo soy alguien que apunto, señalo y, tal y como dice el propio Juan, hago posible que las personas se acerquen a Jesús y, si lo desean, puedan conocerlo.
Este pasaje me desafía porque constantemente emito luz para los demás. Ahora bien, puede ser una luz que apunte a Jesús o, por el contrario, puede ser una luz que impida que lo vean y los aleje de Él.
Un principio
Vivir una vida que acerque a otros a Jesús.
Caminar con Dios, como Henoc. (estudiado hoy)
ResponderEliminarNuestra forma de vivir puede acercar a otros a Dios. El que sea lo primero en nuestras vidas puede ser una invitación a que otros quieran adquirir conocimiento de Dios. ¿Como puede haver amor si no hay conocimiento?
Nosotros sembramos, peró el que hace crecer es Jesús.
En estos tiempo es muy necesario es ver y aprender el plan de Dios para Juan,(nosotros) es decir soy el que grita en el desierto y anunciar la mas cercana venida de aquel que ha transformado mi vida y pueda hacerlo en aquellos lugares donde aun no han escuchado.
ResponderEliminargritemos pues el hermoso evangelio del cual no fue entregado,,,amen