SALMO 99. SANTO Y JUSTO

Oh Rey poderoso, que amas el derecho,
Tú has establecido la rectitud;
Tú administras en Jacob
la justicia y el derecho.
Exaltad al Señor, nuestro Dios,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo.


Tres estrofas estructuran este salmo: La primera nos indica que Dios reina, la segunda, que es justo y santo y la tercera que el Señor se revela.

Precisamente lo que ha llamado mi atención para pensar sobre ello han sido los versículos que he seleccionado para encabezar la entrada porque en ellos, que provienen de la segunda estrofa, se nos habla de dos aspectos del carácter de Dios, su santidad y su justicia.

Una vez más he visto que de su santidad se deriva la moralidad y de su justicia un sentido de búsqueda de todo aquellos que es recto, justo, porque es difícil usar otro sinónimo. Cuando pienso en la santidad del Señor veo la necesidad de vigilar mi moralidad. Cuando pienso en su justicia me siento compelido a actuar contra toda clase de mal e injusticia y no darle lugar en mi vida.

También me he dado cuenta mi tendencia al desequilibrio en este sentido. He tendido durante años a enfatizar la santidad de Dios y, consecuentemente, he tratado de no violar su moral y, sin embargo, me ha olvidado de su justicia y, por tanto, no me sentido responsable de luchar y actuar abiertamente contra el mal y todo tipo de injusticia.

Un principio

Dios es santo y justo, por tanto, ambos atributos han de guiar nuestra conducta.

Una oración

Por la extensión del evangelio en El Salvador

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