SALMO 88. ABANDONADO



¿Por qué, Señor, me rechazas
y me ocultas tu rostro?


El salmo de un moribundo, lleno de tristeza y desesperanza. Un salmo lleno de preguntas a las que no se les da ninguna respuesta. Desde el comienzo hasta el final es una constante expresión de dolor, sufrimiento, sentimiento de abandono por parte de Dios y, a diferencia de otros salmos que comparten este mismo sentir, no hay ni una sola expresión de esperanza, de recuerdo de la intervención pasada del Señor, de seguridad de su manifestación futura.

Creo que es así porque refleja esos momentos de la vida en que todo parece oscuro y, por más que uno se esfuerce y trate de ser positivo, no hay luz a la vista, esperanza en el horizonte ni sentimiento de la presencia del Señor. Hay momentos en que uno se siente abandonado y rechazado por Dios y eso es lo único que puede expresar porque es lo único que uno siente. El mismo Jesús, en el momento de su agonía en el Calvario tuvo ese mismo sentimiento de abandono por parte del Señor.

La enseñanza del salmo para mí es la posibilidad y necesidad de ser honestos con Dios. Hay veces en que es preciso expresar desesperanza y abandono porque eso es, precisamente, lo que hay en nuestro corazón.

Un principio

Si no es posible ser honestos con Dios ¿Con quién lo vamos a ser?

Una oración

Por los que sufren enfermedades incurables y se sienten abandonados por Dios.

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