SALMO 81. ESCUCHAR OTRAS VOCES
Pero mi pueblo no me escuchó,
Israel no me obedeció.
Los entregué a su corazón obstinado,
caminaron según sus antojos.
¡Ojalá me escuchara mi pueblo
y anduviera Israel por mis caminos!
Este salmo se divide en dos partes. En la primera hay una llamada a la fiesta, a la celebración en honor del Señor. Algunos autores creen que se trata de una invitación a la celebración de la fiesta de los tabernáculos que rememoraba el tiempo que Israel moraba en tiendas antes de entrar en la tierra prometida. En el contexto de esta llamada Israel es invitado a recordar y guardar los mandamientos del Señor, en especial en tenerlo a Él como único Dios y no tener otros dioses delante de Él.
En la segunda parte, se produce un contraste que rompe el aire de fiesta. El pueblo decidió no escuchar la voz del Señor y seguir sus propios antojos, caminos e instintos. En un pasaje muy corto por tres veces se indica que el pueblo decidió no escuchar la voz de Dios. En las Escrituras, la repetición es una manera de significar la importancia de algo. Aquí se quiere poner de manifiesta la negativa del pueblo a escuchar a su Señor.
La implicación para mi vida personal es muy clara. ¿Escucho la voz del Señor o estoy escuchando otras voces? Mi oído está constantemente escuchando voces, la de la sociedad, la de mi carnalidad, la de la gente alrededor mío pero, ¿Está adiestrada y capacitada para escuchar la voz del Señor?
Y cuando la escucho ¿Cómo reaccionó? ¿En obediencia o, por el contrario acallándola? Hay maneras muy sutiles de acallar la voz de Dios y no seguir aquello que nos dice. Incluso puedo acallar su voz apelando a su nombre para justificarlo.
El reto para mí es doble. Primero escuchar su voz, y si no puedo, aprender, todo en esta vida se aprende con disciplina, dedicación y entrega. Una vez adiestrado para escuchar, obedecer.
Israel no me obedeció.
Los entregué a su corazón obstinado,
caminaron según sus antojos.
¡Ojalá me escuchara mi pueblo
y anduviera Israel por mis caminos!
Este salmo se divide en dos partes. En la primera hay una llamada a la fiesta, a la celebración en honor del Señor. Algunos autores creen que se trata de una invitación a la celebración de la fiesta de los tabernáculos que rememoraba el tiempo que Israel moraba en tiendas antes de entrar en la tierra prometida. En el contexto de esta llamada Israel es invitado a recordar y guardar los mandamientos del Señor, en especial en tenerlo a Él como único Dios y no tener otros dioses delante de Él.
En la segunda parte, se produce un contraste que rompe el aire de fiesta. El pueblo decidió no escuchar la voz del Señor y seguir sus propios antojos, caminos e instintos. En un pasaje muy corto por tres veces se indica que el pueblo decidió no escuchar la voz de Dios. En las Escrituras, la repetición es una manera de significar la importancia de algo. Aquí se quiere poner de manifiesta la negativa del pueblo a escuchar a su Señor.
La implicación para mi vida personal es muy clara. ¿Escucho la voz del Señor o estoy escuchando otras voces? Mi oído está constantemente escuchando voces, la de la sociedad, la de mi carnalidad, la de la gente alrededor mío pero, ¿Está adiestrada y capacitada para escuchar la voz del Señor?
Y cuando la escucho ¿Cómo reaccionó? ¿En obediencia o, por el contrario acallándola? Hay maneras muy sutiles de acallar la voz de Dios y no seguir aquello que nos dice. Incluso puedo acallar su voz apelando a su nombre para justificarlo.
El reto para mí es doble. Primero escuchar su voz, y si no puedo, aprender, todo en esta vida se aprende con disciplina, dedicación y entrega. Una vez adiestrado para escuchar, obedecer.
Un principio
Siempre escuchamos voces, la cuestión es a cuál decidimos obedecer.
Una oración
La iglesia en América Latina
Siempre escuchamos voces, la cuestión es a cuál decidimos obedecer.
Una oración
La iglesia en América Latina
- "Yisra'el no quiso nada de mí. Y Yo los entregué al camino de sus propios corazones, para que vivieran por sus propios caminos." (vers. 11:12).
ResponderEliminar. ¡Y luego nos quejamos!..