SALMO 65. TÚ MERECES

Oh Dios, Tú mereces un himno en Sión
y a Ti se te cumplen los votos.
A , que escuchas la oración,
ha de presentar todo mortal
sus acciones pecaminosas.
Innumerables son nuestros delitos
pero Tú los perdonas.
Dichoso el que Tú eliges e invitas
a morar en tus atrios.
Que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.


El salmo está compuesto por tres estrofas que expresan un himno de reconocimiento y alabanza al Señor. La primera de las estrofas, nos habla del privilegio de la relación con Dios. La segunda, explica cómo el Señor se manifiesta en todo el planeta. La tercera y última, nos narra cómo el Señor bendice la tierra de Israel. Todo ello hace que el salmista exclame, Tú mereces.

Personalmente, me he centrado en lo que se expresa en la primera de las estrofas, la que habla del privilegio de poder tener una relación con Dios. Me ha llamado la atención los tres grandes beneficios que experimento como consecuencia de la misma, tres beneficios que son, a su vez, tres grandes necesidades de todo ser humano, ser escuchado, ser perdonado y experimentar gozo o satisfacción interna.

Los tres, según el salmista y mi propia experiencia, nos vienen del hecho de conocer a Dios. Es un increíble privilegio saber que puedo ir a la presencia del Señor y saberme atentamente escuchado y, no sólo eso, sino también entendido, aceptado, nunca rechazado.

Es otro increíble privilegio poder llevar ante el mismo Dios mi realidad como ser humano y experimentar el perdón que proviene de Él. Finalmente, la relación con el Señor produce, a aquellos que cada vez le vamos conociendo mejor, un profundo sentido de satisfacción con Él, con la vida y con nosotros mismos. Un profundo sentido de que existen, sin duda, otras vidas alternativas, pero que, por nada del mundo, las preferiríamos.

Un principio

No podemos vivir sin sabernos escuchados, perdonados y llenos de sentido.

Una oración

Las víctimas del terremoto y erupción volcánica en Indonesia.

Comentarios

  1. .. así es: no hay nada comparable a conocer, de primera mano, el Amor de nuestro Padre del cielo..

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