¿TIENES UNA HISTORIA QUE CONTAR?
Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo. (Lucas 8:39)
Son las palabras que Jesús dijo a un endemoniado después de su liberación. Son las palabras que el Maestro nos dice a cada uno de nosotros. Esto nos obliga a preguntarnos si tenemos una historia que contar acerca de lo que Él ha hecho con nosotros y, si podemos responder de forma positiva, pensar cuál es esa historia y cómo podemos verbalizársela a aquellos que nos rodean de forma que tenga sentido y sea comprensiva para ellos. Al fin y al cabo el punto clave no es cuánto tú expliques sino cuánto ellos entiendan.
Si yo fuera tu interlocutor y me dijeras que Dios te ha dado vida eterna; te respondería que no entiendo qué eso de la eterna y de qué me sirve cuando el precio de la vivienda está por las nubes y estoy malviviendo en esta vida. Te preguntaría qué valor añade tu Dios a todos los problemas, retos y necesidades que tengo y tendré mañana cuando me levante. Si me afirmarás que el tal Jesús ha perdonado todos tus pecados; te diría que no me siento pecador, que no hago mal a nadie y que eso del bien y del mal, lo correcto y lo incorrecto son cuestiones de opiniones. En definitiva, te diría que tu Dios no tiene nada que perdonarme porque no me considero malo.
Podría seguir y seguir esta simulación hasta cansarte, sin embargo, el propósito es doble. Por un lado, hacernos pensar hacia dentro ¿qué ha hecho realmente Dios en mi vida más allá de los tópicos típicos? Por otro, forzarnos a pensar en cómo transmitir esa historia a aquellos que no conocen a Jesús y hacerlo en sus términos, no en los nuestros.
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