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¿CÓMO TE LLAMARÍAN?

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  Tal fue el caso de José, un chipriota de la tribu de Leví, a quien los apóstoles llamaban Bernabé, que significa: "el que trae consuelo". (Hechos 4:36) Bernabé es mi personaje favorito de las Escrituras. Era un caza talentos, alguien que tenía la capacidad de ver en otros el potencial que poseían para el ministerio cristiano. El apóstol Pablo y Marcos -el autor del evangelio que lleva su nombre- son dos muestras de cómo Bernabé creyó y dio oportunidades a quien nadie consideraba que pudieran tener un papel ministerial. Ellos, Pablo y Marcos, son tan sólo dos de los muchos -estoy seguro de ello- que se beneficiaron de su ministerio.  Pero al leer el libro de los Hechos hoy me ha llamado la atención otra característica de este hombre, como era llamado por los apóstoles. No hay ninguna duda de que si lo denominaban de este modo se debía a que era notorio su ministerio consolando, animando, fortaleciendo a otros. Debía ser todo un privilegio estar al lado de alguien así. Una pe...

SIGO CONVIRTIÉNDOME

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  Por tanto, convertíos y volved a Dios para que vuestros pecados os sean borrados. (Hechos 3:19) Piensa en el ferrocarril o una línea de ómnibus; la conversión lejos de ser el punto de destino sería la estación de salida. La conversión, como la vida, es una realidad dinámica. La conversión es un giro radical de 180º por medio del cual nos orientamos hacia Dios después de haber vivido de espaldas a Él. Cuando yo hice ese giro tenía 16 años; en estos momentos estoy a punto de cumplir 69. A los 16 sometí bajo el control del Maestro lo que en aquel momento era, tenía y vivía. Pero, como afirmaba antes, la vida es dinámica, no estaba casado cuando di el primer paso en ese camino hacia Jesús, luego vino Sara, posteriormente mis hijos, nietos, ministerio, responsabilidades, situaciones vitales. Puedes imaginar cuánto da de sí los años comprendidos entre los 16 y los 69. Lo que quiero enfatizar es que estamos continuamente en conversión, que dado el carácter dinámico de la exper...

¿TIENES UNA HISTORIA QUE CONTAR?

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  Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo. (Lucas 8:39) Son las palabras que Jesús dijo a un endemoniado después de su liberación. Son las palabras que el Maestro nos dice a cada uno de nosotros. Esto nos obliga a preguntarnos si tenemos una historia que contar acerca de lo que Él ha hecho con nosotros y, si podemos responder de forma positiva, pensar cuál es esa historia y cómo podemos verbalizársela a aquellos que nos rodean de forma que tenga sentido y sea comprensiva para ellos. Al fin y al cabo el punto clave no es cuánto tú expliques sino cuánto ellos entiendan. Si yo fuera tu interlocutor y me dijeras que Dios te ha dado vida eterna; te respondería que no entiendo qué eso de la eterna y de qué me sirve cuando el precio de la vivienda está por las nubes y estoy malviviendo en esta vida. Te preguntaría qué valor añade tu Dios a todos los problemas, retos y necesidades que tengo y tendré mañana cuando me levante. Si me afirmarás que el tal Jesús ha...

TÚ Y YO SOMOS TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

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  ... se agregue a nuestro grupo para ser con nosotros testigos de la resurrección [de Jesús] (Hechos 1:22) Según vemos en este primer capítulo del libro de los Hechos -continuación del evangelio de Lucas- una de las tareas primordiales de los apóstoles era ser testigos de la resurrección del Maestro. Por eso, era importante haber estado con Él desde el comienzo de su ministerio hasta su terrible muerte y posterior resurrección. Del mismo modo, nosotros los seguidores del Maestro de Nazaret tenemos esa misma responsabilidad. Porque ser testigos de la resurrección implica que hay una historia alternativa que explica la experiencia humana y la realidad del mundo en el que vivimos. Una historia que tiene como finalidad hacer que todas las cosas sean como Dios la tenía en mente cuando llevó a cabo la creación. Una historia de esperanza en la reconciliación y restauración con Dios, no únicamente de nosotros como individuos, sino de toda la creación. Ser testigos de la resurrec...

CÉNTRATE EN TI, NO EN LOS OTROS

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  Al verlo, Pedro preguntó a Jesús [acerca de Juan]: Señor, y este, ¿qué suerte correrá? Jesús le contestó: Si yo quiero que él quede hasta que yo vuelva ¿a ti qué? Tú sígueme. (Juan 21:21-22) La gran enseñanza de esta conversación de Jesús con Pedro es muy simple: tenemos una responsabilidad única, singular y personal de seguir a Jesús; lo que otros hagan o dejen de hacer no es asunto nuestro, es su responsabilidad o incluso su problema que tienen que resolverlo con el Maestro.  Es humano el compararnos con otros. El generar cierto resentimiento porque otras personas no están tan comprometidas como lo estamos nosotros -recordemos el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo- . Incluso pensar que nos merecemos más las bendiciones del Señor que otros seguidores suyos que no muestran el nivel de compromiso que mostramos nosotros -recordemos la parábola de los viñadores y su decepción por el trato recibido. Definitivamente es humano pero, que lo sea no significa que no debamo...

TU CONDICIÓN

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  Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. (Salmo 103:14) Dios no sólo conoce nuestra condición, la conocía cuando decidió tener una relación personal con cada uno de nosotros. A todos nos ha pasado el triste hecho de darnos cuenta de la auténtica condición de alguien que era significativo para nosotros. Cuando establecimos la relación pensamos que la persona era diferente y después comprobamos que su condición era otra con la natural decepción que eso conllevó.  No ese el caso del Señor quien plenamente consciente de nuestra realidad de ser seres totalmente rotos por el pecado, a pesar de ello, decidió amarnos incondicionalmente y continuar haciéndolo día tras día tras día. No puede haber decepción en Él porque sabe de la pasta de la que estamos hechos, conoce y asume plenamente nuestras inconsistencias, incoherencias e incluso pecados. No, no me malinterpretes, no estoy afirmando que sea frívolo o indulgente con todo ello ¡Para nada! pero su amor in...

TÚ SABES QUE TE AMO

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  Pedro se entristeció al oír que le preguntaba por tercera ve si lo quería y contestó: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. (Juan 21: 17) Este versículo pertenece a un bien conocido pasaje. Hay paralelismos con otros pasajes de la Escritura. Las tres preguntas de Jesús a Pedro fácilmente hacen eco de las tres negaciones del apóstol. Todo la situación nos recuerda el primer llamamiento de Pedro, precisamente, también después de una situación de pesca milagrosa. Al leerlo han venido a mi mente las siguientes reflexiones: Primera, la realidad de nuestra inconsistencia como seguidores de Jesús. Pedro prometió que aunque todos los demás lo negaran él siempre estaría a su lado. Implícitamente estaba afirmando que era superior a los demás. Ya sabemos el resultado. Todos nosotros hemos hecho multitud de promesas que hemos roto una y otra vez. Es así, somos incoherentes. No hago esta afirmación para justificar nada, simple...