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¿CUÁLES SON TUS HABILIDADES?

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  ¿Te suenan los nombres de Besalel, Oholiab o Ajisamac? Seguramente no. Son personajes bíblicos y fueran personas muy especiales que fueron dotadas por el Señor para llevar a cabo trabajos muy importantes. Pero si lees su breve historia en el capítulo 31 de Éxodo puede que te sorprenda, al menos a mí me ha llamado la atención, que fueron llamados por Dios para ser llevar a cabo tareas de orfebrería, metalurgia, ebanistería y ornamentación textil; es decir, nada de lo que nuestra cultura religiosa considera "espiritual". ¿Qué me enseña este pasaje? Que nunca hemos enseñado a las personas a que identifiquen y reconozcan sus habilidades en cualquier campo de la vida como un don del Señor. Fruto de la influencia católica en nuestra forma de ver la vida espiritual hemos hecho esa distinción artificial entre los "llamados", a los que consideramos de una categoría superior, y el resto de los mortales que se dedican a trabajos seculares que nada tiene que ver con el Reino....

¿CUÁN INFANTIL ERES?

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Hermanos, no me fue entonces trataros como a personas animadas por el Espíritu; tuve que hacerlo como a personas inmaduras, como a cristianos en estado infantil (1 Corintios 3:1) Ciertas conductas en los niños -aunque puedan ser, en ocasiones, molestas- son totalmente normales y las asociamos a su proceso de desarrollo y maduración como personas. Esas mismas conductas cuando se dan en personas adultas, además de que pueden ser molestas, las consideramos fuera de lugar, inapropiadas para la edad que la persona tiene y que asumimos debería ir acompañado de un grado de madurez acorde. ¿Aprecias la similitud con el seguimiento del Maestro? Conozco personas que llevan años y años en la iglesia pero, de la misma manera que visitar a diario un hospital no te convierte en enfermero o médica, tampoco asistir cada domingo a una comunidad de fe te convierte en un seguidor maduro de Jesús. Esto último se da única y exclusivamente cuando de manera intencional, día tras día, vamos permitiendo su...

¿QUIÉN CONFORMA TU MENTE?

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   ¡Ahora bien, nosotros estamos en posesión del modo de pensar de Cristo! (1 Corintios 2:16) Seguro que en alguna ocasión te has encontrado con una persona que piensa de forma similar a la tuya en general o en algún tema especifico. Se podría afirmar que ambos veis la realidad en general o en algún aspecto particular con la misma perspectiva. Algo así sería tener la mente de Cristo. Se trataría de que cuando miremos la vida en general o temas específicos los viéramos como Jesús los vería y no como la sociedad los ve o plantea. Por ejemplo, Sara -mi esposa- y yo llevamos 45 años casados, creo que nos conocemos bastante bien y aunque no estemos juntos podríamos, en la mayoría de las ocasiones, acertar acerca de cuál sería la opinión o perspectiva del otro delante de una determinada situación. Del mismo modo, nuestra forma de ver la vida es bastante similar, muy similar. Esto no es producto de la casualidad sino del mutuo conocimiento. Lo mismo pasa con la mente d...

¿PERO COMIENZAS EL DÍA?

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Señor, por la mañana escuchas mi súplica; de madrugada ante ti me presento y me quedo esperando. (Salmo 5:3) En mi entrada anterior hablaba de cómo acabar el día (te animo a leerla), en esta quiero hablarte de cómo empezarlo. Todos los expertos en gestión y liderazgo personal están de acuerdo en afirmar que el modo de comenzar la jornada determina el desarrollo de la misma. Te comparto la mía establecida desde hace años y años: Levantarse (evitar el móvil tanto como sea posible porque ya llena nuestra mente de mensajes, noticias e información), preparar el café (recordemos que sin ca...fé es imposible agradar a Dios), ir a mi lugar sagrado (un sillón con vista al poco cielo que se puede ver en una ciudad como Barcelona) y pasar tiempo con el Señor orando, leyendo su Palabra y presentando ante Él las actividades, compromisos, reuniones, etc. que tengo por delante. Después, si el tiempo me lo permite, escribir entradas como estas basadas en mi tiempo con el Señor. Estos dos ritm...

¿CÓMO ACABAS EL DÍA?

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  Meditad en vuestro lecho y guardad silencio. (Salmo 4:5) Todos los expertos en administración y liderazgo personal confirman que la manera cómo comenzamos el día es determinante de cómo lo viviremos. Pero hay, al menos que yo conozca, poca literatura respecto a cómo debemos terminarlo. La Palabra nos invita a terminarlo en una actitud de meditación; meditar es pensar atenta y detenidamente sobre algo. Hacerlo pues centrándonos en cómo hemos vivido el día que está terminando. He aquí algunas preguntas que pueden ayudarnos para ello: ¿dónde hemos visto la presencia del Señor? ¿en qué cosas hemos sido fieles? ¿hemos pecado contra Él por pensamiento, obra u omisión? ¿de qué estoy agradecido? ¿de qué estoy arrepentido? en base a m meditación ¿cómo quiero vivir el día de mañana? Naturalmente estos son ejemplos de preguntas. Tú puedes incluir o usar aquellas que sean más significativas para ti.  Se le atribuye a Sócrátes la frase: "una vida sin reflexionar no es digna de ser v...

¿DÓNDE HABITA DIOS?

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  Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos. (Éxodo 25:8) Desde que Adán y Eva fueron expulsados del jardín de Edén, Dios ya no habitaba en medio de su gente. Era un dios trascedente, lejano, que de vez en cuando, hacía apariciones y se comunicaba con personas escogidas. Esta afirmación del Señor en Éxodo marca un punto de inflexión, Él anuncia su intención de que se construya una morada para poder vivir entre ellos de forma espiritual. La encarnación marca un nuevo hito, Dios se hace como uno de nosotros, carne y sangre y decide compartir con nosotros la experiencia humana. Pero todavía hay un paso más adelante, Dios decide habitar en cada uno de nosotros por medio de su Espíritu Santo y, consecuentemente, nos convierte a cada uno de nosotros en templos, en moradas suyas. Esto tiene dos grandes implicaciones: Primera, no existen templos físicos, edificios en los cuales el Señor habita. No vamos a ningún lugar a encontrarnos con Dios porque no tiene domicilio fijo. Lo ...

¿TIENE VALOR LO QUE HACES?

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  Únicamente aceptaréis el tributo de aquellos que lo ofrezcan de corazón (Éxodo 25:2) Nada de lo que hacemos tiene valor a los ojos del Señor si no está hecho de corazón, es decir, con la actitud correcta. Será porque como dice la Escritura nosotros miramos el exterior -las conductas- mientras que Dios mira el corazón -las actitudes y las motivaciones-.  De este breve pasaje de Éxodo podemos deducir que muchas de las cosas que hacemos ni impresionan al Señor ni las valora porque no están hechas de corazón. Pero, en términos prácticos y entendibles, ¿qué es hacer algo de corazón? El apóstol Pablo nos da pistas cuando escribe a los Colosenses (3:22-24). Dice que en todo lo que hagamos pongamos el corazón, como si fuera para Dios y no para los hombres. Personalmente pongo el corazón en aquello que va dirigido a personas a las que amo, a las que deseo honrar, a las que son significativas para mi vida. Entonces hago las cosas con cariño, con excelencia, con mimo, para hacerlas fel...