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PERSPECTIVA

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  Considero, por lo demás, que los sufrimientos presentes no tienen comparación con la gloria que un día se nos descubrirá. (Romanos 8:18) Sufrimientos presentes y gloria venidera. Lo que somos y lo que aspiramos a ser. Nuestra realidad y a la que nos espera. Un mundo caído y un mundo restaurado. Génesis, donde todo se echó a perder y Apocalipsis, donde todo será restaurado. El apóstol desarrollo el tema de la esperanza. Esta no es un consuelo para tontos ni un opio para conformistas. Es la certeza del cumplimiento de los planes del Señor en la macrohistoria y en mi microhistoria, y esto nos permite vivir con perspectiva, impide que el árbol nos dificulte la visión del bosque, que la realidad actual -bien real- nos impida ver la futura. La perspectiva rompe límites, amplía la visión, nos permite ver y vivir más allá de lo evidente. La perspectiva alimenta nuestra esperanza y, no olvidemos que la esperanza cristiana no es un brindis al sol sino una certeza todavía por realizarse en ...

LO QUE LA VIDA PRODUCE

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Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa os controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu os controle la mente lleva a la vida y a la Paz. (Romanos 8:6) Con demasiada frecuencia buscamos determinados resultados en nuestra vida, como por ejemplo, el gozo, la paz, la paciencia, el amor, las relaciones saludables, el sentido y propósito y un etcétera tan largo como ldeseemos. Dicho de otro modo, nos centramos en los resultados exteriores pero no pensamos en cuáles son las realidades vitales que los producen, que los hacen posibles. Lamentablemente, lo uno no es posible sin lo otro y, en el extraño caso en que podamos experimentarlo es brevemente porque no es posible sostenerlo en el tiempo.  Pablo nos enseña a lo largo de toda la primera mitad del capítulo ocho que quien nos controla determina el tipo de fruto que produce nuestra vida. Cuando la observamos objetivamente desde el exterior y tomamos nota de esos frutos podemos plantearnos la pregunta...

TENSIÓN INTERNA

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  Así que, concluyendo, por una parte mi razón me inclina a servir a Dios; por otra, mis desordenados apetitos me tienen esclavizado a la ley del pecado. (Romanos 7:25) En todo el capítulo siete de su carta a los Romanos Pablo ha ido explicando la tensión interna que vivimos entre nuestro deseo de hacer el bien en obediencia a Dios y la realidad que, en muchas ocasiones, acabamos haciendo aquello que detestamos.  En el versículo que encabeza esta entrada el apóstol hace un resumen de esa tensión. No creo que la use como una excusa que nos sirva de justificación cuando de forma intencional y premeditada deseamos desobedecer al Señor y colocarnos al margen de su voluntad. Pienso, más bien, que está describiendo la realidad de todos aquellos que deseamos sinceramente seguir a Jesús, pero nos damos cuenta que esa tensión permanece y nos encontramos a nosotros mismos sucumbiendo a la misma.  Pero entiendo que vivir en esa tensión es el proceso de ir formando en nosot...

DE Y PARA

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  Liberados del pecado, os habéis puesto al servicio del bien. (Romanos 6:6) La salvación no es completa si solo enfatizamos el "de" y omitimos el "para".  En ocasiones, entendemos la salvación como haber sido liberados del pecado, de su influencia, de su condena, de sus consecuencias en nuestra relación personal con el Señor. Nos olvidamos que hemos sido rescatados con un propósito, con un sentido, con una intención, en definitiva, con un para que lo expresa con claridad y que Pablo lo pone de manifiesto en la segunda parte del capítulo seis de Romanos: para vivir al servicio de bien.  Así pues, una manera práctica de vivirlo sería levantarnos cada mañana con una actitud de profunda gratitud por haber sido salvados del pecado y un deseo intencional de vivir para el bien, haciendo el bien, siendo agentes de restauración y reconciliación en un mundo roto allí, en los círculos de influencia donde Dios nos ha colocado. ¿Cómo llevas en tu vida el equilibrio entre el de ...

DECISIONES DIVERGENTES

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Que no os siga dominando el pecado, aunque vuestro cuerpo sea mortal, no os sometáis a sus apetencias, ni os convirtáis en instrumentos del mal al servicio del pecado. Presentaos, más bien, ante Dios, como lo que sois: muertos retornados a la vida, y haced de vuestros cuerpos instrumentos del bien al servicio de Dios. No os dejéis dominar por el pecado, ya que no estáis bajo el yugo de la ley, sino bajo la acción de la gracia. (Romanos 6:13-14) El argumento que desarrolla Pablo en este capítulo seis es impecable. Si hemos muerto con Cristo, el pecado ya no tiene poder sobre nosotros. Por tanto, ahora nosotros hemos de tomar la decisión si usamos nuestros cuerpo como instrumentos al servicio del bien o, por el contrario, al servicio del mal. Es una decisión que hemos de tomar de forma consciente e intencional día tras día, situación tras situación. Porque antes, éramos esclavos del pecado y no teníamos otra opción que obedecerlo. Ahora, si somos honestos con noso...

ESCLAVOS POR PROPIA VOLUNTAD

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  ¿Querrá todo esto decir que debemos seguir pecando para que se desborde la gracia? ¡De ningún modo! Quienes hemos muerto al pecado ¿cómo vamos a seguir viviendo sometidos a él? (Romanos 6:1-2) En el capítulo cinco Pablo nos habló de cómo por medio de Jesús hemos sido liberados de la condenación que el pecado ejercía sobre nosotros. Este trajo como respuesta la gracia abundante del Señor sobre nuestras vidas. Alguien, avispadamente, podría pensar ¡Fabuloso, sigamos pecando, así experimentaremos más y más la gracia del Padre! El apóstol indica que esa forma de argumentar es una falacia. El pecado ya no tiene autoridad sobre nosotros, no puede seguir obligándonos a obedecerle como hacía antes de conocer a Jesús. Entonces ¿por qué seguimos pecando? Hay varias respuestas. La primera, porque nos gusta pecar. El pecado siempre presenta un rostro agradable. Promete algo que no puede cumplir pero que se presenta seductor; consecuentemente, de forma voluntaria, nos sometemos a su infl...

EL NUEVO ADÁN

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En resumen, si el delito de uno acarreo a todos la condena, así también la fidelidad de uno es para todos fuente de salvación y de vida. (Romanos 5:18) En la segunda parte del capítulo 5 de su carta a los romanos Pablo compara a Jesús y Adán. Adán no estuvo a la altura de las expectativas. Escogió desobedecer a Dios, rebelarse contra Él y su autoridad (pecado) y, consecuentemente, como bien sabemos, el pecado entró en el mundo y con él la muerte. Tú y yo no somos el tipo de ser humano que el Señor tenía en mente cuando nos creó, somos el producto del pecado, de nuestro deseo de vivir al margen de Dios. El Señor decide volver a la casilla de salida. Se hace como uno de nosotros, vive como uno de nosotros en la persona de Jesús. Este se convierte en el nuevo Adán. Y justamente, donde el otro Adán falló, Jesús da la talla. Él opta por la obediencia,  diciendo no al pecado y de este modo abriendo la salvación para todos nosotros. El primer Adán abrió el camino al pecado y la ...