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DE Y PARA

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  Liberados del pecado, os habéis puesto al servicio del bien. (Romanos 6:6) La salvación no es completa si solo enfatizamos el "de" y omitimos el "para".  En ocasiones, entendemos la salvación como haber sido liberados del pecado, de su influencia, de su condena, de sus consecuencias en nuestra relación personal con el Señor. Nos olvidamos que hemos sido rescatados con un propósito, con un sentido, con una intención, en definitiva, con un para que lo expresa con claridad y que Pablo lo pone de manifiesto en la segunda parte del capítulo seis de Romanos: para vivir al servicio de bien.  Así pues, una manera práctica de vivirlo sería levantarnos cada mañana con una actitud de profunda gratitud por haber sido salvados del pecado y un deseo intencional de vivir para el bien, haciendo el bien, siendo agentes de restauración y reconciliación en un mundo roto allí, en los círculos de influencia donde Dios nos ha colocado. ¿Cómo llevas en tu vida el equilibrio entre el de ...

DECISIONES DIVERGENTES

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Que no os siga dominando el pecado, aunque vuestro cuerpo sea mortal, no os sometáis a sus apetencias, ni os convirtáis en instrumentos del mal al servicio del pecado. Presentaos, más bien, ante Dios, como lo que sois: muertos retornados a la vida, y haced de vuestros cuerpos instrumentos del bien al servicio de Dios. No os dejéis dominar por el pecado, ya que no estáis bajo el yugo de la ley, sino bajo la acción de la gracia. (Romanos 6:13-14) El argumento que desarrolla Pablo en este capítulo seis es impecable. Si hemos muerto con Cristo, el pecado ya no tiene poder sobre nosotros. Por tanto, ahora nosotros hemos de tomar la decisión si usamos nuestros cuerpo como instrumentos al servicio del bien o, por el contrario, al servicio del mal. Es una decisión que hemos de tomar de forma consciente e intencional día tras día, situación tras situación. Porque antes, éramos esclavos del pecado y no teníamos otra opción que obedecerlo. Ahora, si somos honestos con noso...

ESCLAVOS POR PROPIA VOLUNTAD

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  ¿Querrá todo esto decir que debemos seguir pecando para que se desborde la gracia? ¡De ningún modo! Quienes hemos muerto al pecado ¿cómo vamos a seguir viviendo sometidos a él? (Romanos 6:1-2) En el capítulo cinco Pablo nos habló de cómo por medio de Jesús hemos sido liberados de la condenación que el pecado ejercía sobre nosotros. Este trajo como respuesta la gracia abundante del Señor sobre nuestras vidas. Alguien, avispadamente, podría pensar ¡Fabuloso, sigamos pecando, así experimentaremos más y más la gracia del Padre! El apóstol indica que esa forma de argumentar es una falacia. El pecado ya no tiene autoridad sobre nosotros, no puede seguir obligándonos a obedecerle como hacía antes de conocer a Jesús. Entonces ¿por qué seguimos pecando? Hay varias respuestas. La primera, porque nos gusta pecar. El pecado siempre presenta un rostro agradable. Promete algo que no puede cumplir pero que se presenta seductor; consecuentemente, de forma voluntaria, nos sometemos a su infl...

EL NUEVO ADÁN

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En resumen, si el delito de uno acarreo a todos la condena, así también la fidelidad de uno es para todos fuente de salvación y de vida. (Romanos 5:18) En la segunda parte del capítulo 5 de su carta a los romanos Pablo compara a Jesús y Adán. Adán no estuvo a la altura de las expectativas. Escogió desobedecer a Dios, rebelarse contra Él y su autoridad (pecado) y, consecuentemente, como bien sabemos, el pecado entró en el mundo y con él la muerte. Tú y yo no somos el tipo de ser humano que el Señor tenía en mente cuando nos creó, somos el producto del pecado, de nuestro deseo de vivir al margen de Dios. El Señor decide volver a la casilla de salida. Se hace como uno de nosotros, vive como uno de nosotros en la persona de Jesús. Este se convierte en el nuevo Adán. Y justamente, donde el otro Adán falló, Jesús da la talla. Él opta por la obediencia,  diciendo no al pecado y de este modo abriendo la salvación para todos nosotros. El primer Adán abrió el camino al pecado y la ...

AMOR Y MIEDO

  Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo. Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios. (Romanos 5:10-11) Ya no os llamaré siervos sino amigos. Está fue la afirmación de Jesús a sus discípulos que se hace extensible a todos nosotros. Por medio de su muerte y resurrección Jesús nos ha hecho amigos de Dios, tal y como afirma el apóstol Pablo, y, por tanto, nuestra relación con Él está basada en el amor, un amor que es demostrado con el sacrificio del Maestro cuando, por nuestra rebelión ante Dios, éramos por definición y naturaleza sus enemigos.  Por eso me sorprende que la relación con el Señor de muchos seguidores de Jesús esté basada en el miedo y la inseguridad. Todavía me sorprende más que haya líderes que cultiven y fomenten ese mie...

RESILIENCIA

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  También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. (Romanos 5:4) ¿Cómo es posible que Pablo afirme que nos alegramos de tener dificultades? ¿Qué clase de masoquismo le impulsa? ¿Se confabularon Pablo y Santiago, el hermano de Jesús, para generar en nosotros una actitud pasiva ante las dificultades. Para nada, más bien todo lo contrario. Las dificultades y las pruebas forman parte de la vida de cualquier persona, sea seguidora o no de Jesús. En ocasiones, estas pueden ser el resultado de nuestras propias decisiones, acciones, omisiones, actitudes, etc. En otras, sufrimos las consecuencias de lo que otros hacen, sean personas o sistemas.  Pablo y Santiago saben que nosotros no afrontamos todas esas cosas en soledad. No lo hacemos porque como dice el salmo 23 y tantos otros fragmentos de la Escritura...

VEJEZ Y SABIDURÍA

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  Nuestros días decaen bajo tu furia, como un suspiro pasan nuestros años. Setenta años dura nuestra vida, durará ochenta si se es fuerte; pero es su brío tarea inútil, pues pronto pasa y desaparecemos... Enséñanos a contar nuestros días y tendremos así un corazón sabio. (Salmo 90:10-12) La vejez es inevitable. La sabiduría es algo que buscamos de forma intencional. La primera llega, la segunda se cultiva a lo largo de toda una vida, día tras días buscando alinear nuestra vida con los principios de la Escritura que reflejan el carácter de Dios. Esta es la sabiduría bíblica, que no debemos confundir con el conocimiento, con la adquisición de información.  Todos, si el Padre lo permite, envejeceremos, pero no todos nos volveremos sabios. La vida pasará por nosotros y nosotros por ella sin que el carácter de Jesús sea más y más evidente en nosotros, sin que hayamos sido transformados por el trabajo del Espíritu Santo, sin que, en definitiva, nos hayamos vuelto más sabios....