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ENTONCES, ¿CÓMO ESCOJO MI PAREJA?

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  Dios ha delimitado, como vimos ayer, el terreno de juego -que sea del Señor la persona con la que decidas tener un proyecto de vida-. Dentro de esos límites tienes total libertad para escoger, pero, cuanto mejor conozcas al Dios de la Biblia mejores y mayores criterios tendrás para hacer una elección correcta. Ya hemos visto que un primer criterio es que comparta la fe contigo. Será muy difícil armar un proyecto de vida cuando el Señor no es el centro de las personas y, por ende, de la relación. No obstante, ser cristiano no garantiza nada. Por ejemplo, no es el conocimiento sobre la importancia del perdón -básico en una relación de pareja- lo que ayudará a construir, sino la práctica del mismo, y esto, con frecuencia es doloroso. El profeta Amós habla acerca de la dificultad de que dos personas anden juntas si no están de acuerdo. ¿Qué proyecto de vida quiere desarrollar la otra persona? ¿Qué prioridades tienes? ¿Cuáles son sus valores? ¿Son compatibles ambos proyectos, pueden c...

LE LEYENDA DE QUE DIOS TIENE UNA PAREJA PARA TI

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Durante la vida de su marido, la mujer está ligada a él: pero si el marido muere, la mujer queda libre para casarse con quien le plazca, siempre que lo hagan como cristianos. (1 Corintios 7:39) Una de las leyendas evangélicas más populares (y afirmaría que más dañina) es la que afirma que el Señor tiene un hombre preparado para cada mujer y viceversa. Una pareja perfecta, diseñada para esa persona y que forma parte del plan singular del Padre para cada uno de sus hijos. Cuando partimos de esta creencia -que carece de todo fundamento en la Palabra- se nos plantea un grandioso reto. ¿cómo encuentro a esa persona, cómo puedo discernir quién es? ¿qué sucede si elijo equivocadamente, le estoy "robando" esa pareja perfecta a otro que, a su vez, deberá hacer lo mismo con otra creando una reacción en cadena cósmica? Esta premisa también se aplica a otras decisiones tales como: qué trabajo escogeré, que vivienda compraré, que auto debo escoger, en dónde debo vivir. Creo que e...

¿HONRAS A DIOS CON TU CUERPO?

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  Habéis sido rescatados a buen precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo. (1 Corintios 6:20) Este mandamiento de Pablo viene a continuación de su afirmación de que somos templo de  Dios y es una consecuencia lógica de lo anterior. Imagino que millones de cristianos tienen subrayado este versículo en sus Biblias e incluso lo conocen de memoria ¿pero entendemos cómo aplicarlo en la vida cotidiana? En la sociedad contemporánea vemos un auténtico culto a cuerpo. Es una nueva religión con sus rituales, liturgias, sacrificios y, naturalmente, los gurús o guías espirituales de toda la legión de personas que sirven a su cuerpo, especialmente cuando el objetivo es lucirlo o exhibirlo en sociedad, ser admirado por otros por nuestra belleza corporal. Por otro lado veo la cultura evangélica de ir por casa, poco profunda y que nos ofrece en ocasiones el espectáculo de un predicador obeso predicando contra el alcohol, el tabaco y las drogas. Cada país y cada denomi...

¿LA CASA DE DIOS?

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  ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? (1 Corintios 6:19) El lenguaje es poderoso, el lenguaje crea realidad. Tal vez, por eso Dios ha decidido comunicarse a través de la Palabra. No soporto cuando llamamos "casa de Dios" a meros edificios que son tan solo facilidades, instalaciones que nos sirven para nuestros propósitos religiosos pero que carecen de todo tipo de sacralidad. Es igual que la Escritura afirme que el Señor no vive en templos hechos de manos humanas; parece ser que la tendencia del ser humano es encerrar a Dios en un espacio, de esa manera lo tenemos controlado, lo visitamos de vez en cuando y podemos vivir como nos de la gana el resto del tiempo.  Porque "la casa del Señor" genera una realidad espiritual que reduce a Dios a ciertos lugares, ciertos días, ciertas actividades mediadas por personas "especiales". Nos anestesia de la realidad de que Dios vive en nosotros...

APRENDER A DECIR NO

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  Andan algunos diciendo: "todo me está permitido!. Si, pero no todo es conveniente. Y, aunque todo me esté permitido, no debo dejar que nada me esclavice. (1 Corintios 6:1) Pablo nos enseña que hemos sido llamados a libertad y nos pide que no la usemos para volvernos a esclavizar a las cosas de las cuales hemos sido precisamente liberados. De hecho, el apóstol menciona que aunque la libertad nos amplía el ámbito de lo que podemos hacer o dejar de hacer necesitamos criterios para guiarnos en esta nueva vida de libertad. Si entiendo bien el pasaje, Pablo nos está mencionando dos criterios que nos exigen reflexión pero que, a la vez, nos pueden servir de mucha ayuda. El primero es la conveniencia. Yo definiría conveniencia, como una cosa, que resulta buena, adecuada y útil. Dicho de otra manera ¿me edifica, me hace más similar a Jesús, desarrolla en mí su carácter? Tal vez, si no podemos responder positivamente a estas preguntas no es conveniente. El segundo es que esa determinada a...

ESPERANZA

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¿Por qué estoy tan abatido? ¿Por qué estoy tan turbado? En Dios pondré mi esperanza, no cesaré de alabarlo. (Salmo 42: 5) La esperanza, afirma el dicho, es lo último que se pierde. En nuestra sociedad la esperanza es un anhelo, un deseo, una necesidad de que algo suceda, se pueda consumar, se pueda llevar a cabo. La esperanza es, por tanto, muy frágil, quebradiza. Se vive con el miedo de que nunca se alcance porque de ser así, ya no nos queda nada, y no se puede vivir cuando se carece de esperanza, es decir, de que un futuro diferente es posible. La esperanza cristiana es muy diferente. Es la certeza de una realidad diferente que, en su momento, se cumplirá. Dios la cumplirá. Se basa en la seguridad que otorga el carácter del Dios que está detrás de aquello que es objeto de nuestra esperanza; bien sea la vida eterna -su expresión máxima- o la intervención del Padre en situaciones cotidianas que parecen o realmente nos sobrepasan -la expresión mínima-.  El salmis...

JUECES INJUSTOS

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  Jueces, ¿en verdad proclamáis la justicia y juzgáis a las personas con rectitud? No; en vuestro interior tramáis el mal y propagáis la violencia en esta tierra. (Salmo 58:1-2) Los cristianos hacemos mucho énfasis en la santidad de Dios, de la cual nace la moralidad, pero olvidamos con demasiada frecuencia su justicia, de la cual nace nuestro compromiso con todo lo que es justo y recto desde un punto de vista social. Nos horroriza la ideología de género y convivimos con la corrupción política y económica ¡Así somos! Un juez debería de reflejar el carácter del Señor en su faceta de ser justo. La Biblia habla con claridad acerca de cómo deberían de ejercer la justicia sin hacer acepción de personas, de la misma manera que tampoco lo hace nuestro Padre. Que no deberían estar a favor del pobre por el simple hecho de serlo, pero tampoco del rico por su condición de poderoso. Pero Dios, por medio de su Palabra, también condena con dureza al juez que apartándose de su deber de ejercer ju...