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¡HA RESUCITADO!

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  Jesús ha resucitado y este hecho histórico se convierte en el centro de la Historia y de mi historia personal. La resurrección significa que mi pasado está perdonado -consumado es-, mi presente está en el Dios que ha prometido acompañarme en toda circunstancia, incluso cuando pase por el valle de sombra de muerte. Mi futuro está asegurado porque la muerte ha sido vencida y puesto que Él resucito nosotros resucitaremos también con Él. Pasado perdonado, presente acompañado y futuro asegurado, esto es lo que nos trae la resurrección de Jesús. 

SIN ESPERANZA

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  El sábado fue un día de desesperanza para todos los discípulos. Aquellos dos que iban camino de Emaús y andaban con el mismo Jesús sin ser conscientes de ello así lo manifestaron: "nosotros teníamos la esperanza de que Él iba a ser el libertador de Israel".  Para mí, el sábado de Pasión se convierte en un símbolo de la desesperanza que con frecuencia vivimos en nuestra vida, sea personal o comunitaria. Es el símbolo de la aparente ausencia de Dios, de su silencio, de la muerte de nuestras esperanzas, de nuestra incapacidad de visualizar un futuro diferente. El sábado debe ser vivido, hay que experimentarlo, pero no podemos quedarnos anclados en él. El sábado de desesperanza da paso al domingo de resurrección en el cual la vida triunfa de nuevo porque Cristo ha vencido la muerte. El grano ha de morir para dar fruto; así lo indica Jesús. El silencio del Señor, con mucha frecuencia, es el paso previo para su intervención sobrenatural en nuestras vi...

CONSUMADO ES

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  Jesús probó el vinagre y dijo: Todo está cumplido. (Juan 19:30) Todo está cumplido. Consumado es, tal y como dicen otras versiones. Esta era una expresión común del mundo comercial de la época. Se colocaba encima de una factura (del mismo modo que hoy en día se estampa un sello con la palabra pagado o liquidado) para indicar que la deuda pendiente había sido saldada y, por consiguiente, el deudor estaba libre de la misma. Hoy, Viernes Santo, celebramos precisamente eso, que con la muerte de Jesús en la cruz nuestra deuda ha sido pagada de una vez y por todas. Ya no somos deudores, ahora somos hijos y herederos del Padre y, tal y como afirmó el apóstol Pablo, ahora nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios expresado en Cristo.

CUARESMA, DIA 40

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Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto.  —1 Juan 3:1-3 Este peregrinaje de cuarenta días de reflexión e introspección ha llegado a su fin. Gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en el mismo y deseo que haya sido de tanta bendición como lo ha sido para mí. La reflexión -inclinarse hacia atrás para tomar distancia y ganar perspectiva- me ha en- señado mucho acerca de mí mismo. Verme desde fuera me ha ayudado a tener un mejor conocimiento de cómo soy y cómo vivo. No siempre me ha gustado lo que he percibido, sin embargo, la realidad siempre es mi mejor amiga y, al menos para mí, siempre es un punto de partida para el cambio y la transformación. Hoy, en la víspera de la Semana Santa, quiero concluir con un men...

CUARESMA, DÍA 39

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  Pero nosotros no somos de los cobardes que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que se salvan por su fe.   —Hebreos 10 :39   Deseo terminar estos últimos días de Cuaresma, tal y como indicaba ayer, enfocándonos hacia adelante, hacia el seguimiento de Jesús y permitir que Él complete en nosotros el trabajo que comenzó cuando decidimos aceptarlo como Señor y Salvador. Hay una posibilidad, y así lo advierte el escritor de Hebreos, de volverse atrás, de no tener el suficiente valor para llevar el seguimiento del Maestro hasta sus últimas conse- cuencias, de quedarnos por el camino, bien de una manera radical, o bien simplemente permitiendo que la mediocridad, la desgana, la apatía y el egocentrismo siempre al ace- cho se apoderen de nosotros. Al pensar en tantas reflexiones acumuladas durante estos días de cuaresma he tomado una clara resolución, yo no quiero ser de los cobardes que vuelven atrás, tampoco de los mediocres que se estancan en «el sí pero...

CUARESMA, DÍA 38

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  con los ojos puestos en Jesús, origen y plenitud de nuestra fe.  —Hebreos 12:2 La Cuaresma ya va llegando a su fin, de hecho concluye en un par de días más. Los men- sajes, por tanto, se van orientando más hacia adelante, hacia el seguimiento de Jesús, después de un prolongado tiempo de reflexión sobre diferentes facetas y aspectos de nuestra vida. Ayer hablábamos de seguir a Jesús sin importar qué hagan los demás y qué actitud ten- gan con respecto al seguimiento del Maestro. Hoy la Palabra nos invita a poner los ojos en Jesús, el cual es el origen y a la vez la destinación, la plenitud de nuestra propia fe. Ponemos los ojos en Él porque a lo largo del camino que es nuestro peregrinaje por esta vida es muy fácil perder las cosas de vista, desorientarse y acabar siguiendo otras cosas. Ponemos los ojos en Jesús acercándonos a Él por medio de su Palabra, tratando de imi- tarlo y reflejar más y más en nuestra manera de vivir y pensar cómo es Él. También ...

CUARESMA, DÍA 37

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  ¿a ti qué? Tú sígueme.  —Juan 21:22 Jesús le dijo a Pedro que no se preocupara de los demás y que le siguiera sin tener en cuenta que hicieran o que dejaran de hacer las otras personas. Esto me ha llevado a pensar en mí mismo y hacerme la pregunta ¿A qué o a quién estoy siguiendo? ¿Sigo realmente a Jesús? o, contrariamente, voy en pos de mis propios sue- ños, mis propias ambiciones, mis propios deseos, mi propio ego. Es una pregunta difícil y profunda, que frívolamente puede responder cualquiera que haya asistido a la escuela dominical y tenga un mínimo de trasfondo evangélico. Que se puede responder con un mecánico: «A Jesús», pero que es mucho más serio que todo eso. Me quedo con esa reflexión y te dejo con esa reflexión, al salir de tu experien - cia y mirarte a ti mismo desde fuera ¿A qué o a quién estás siguiendo? ¿En pos de qué o de quién vas?