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PROFETAS Y REYES SAMUEL 1

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  Y el Señor se acordó de de ella. Ana quedó embarazada y, pasado el tiempo debido, dio a luz un hijo al que puso por nombre Samuel.  (1 Samuel 1:20) Siento el deseo y la necesidad de estudiar la vida de los profetas y los reyes del pueblo de Dios. Ver qué me puede enseñar el Señor a través de ellos. Acometamos, pues, la vida de Samuel. Samuel, como tantos otras personas que jugaron un papel trascendental en la historia de la salvación, son hijos imposibles; como lo fue Isaac, José, Sansón,  Juan el Bautista, Jesús y el propio Samuel. Hijos que, de forma natural, no debían de haber sido, que nacieron por una intervención sobrenatural del Señor en respuesta a oraciones elevadas con fe.  Dos cosas, pues, podemos obtener de este breve pasaje que marca el nacimiento del Samuel, que Dios continúa siendo sobrenatural y todopoderoso, y que continúa honrando las oraciones hechas conforme a su voluntad y su soberanía. ¿Qué está sucediendo en nuestras vidas...

OPCIÓN (SALMO 150)

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  ¡Qué alaben a Dios todos los seres vivos! (Salmo 150:6) Hoy termino mi viaje espiritual a través de los salmos. Ahora toca buscar nuevos caminos. La queja es instintiva, nos sale, por así decirlo, de natural. Sea o no científico, afirmaría que forma parte de nuestro ADN. Estoy seguro que los psicólogos evolucionistas afirmarán su increíble valor para nuestra supervivencia como especie. Muchos de nosotros hemos desarrollado auténticas maestrías en el noble arte de la queja. Siempre vamos a encontrar un motivo para hacerlo. La alabanza y la gratitud son opciones. No son respuestas naturales, hay que ser intencionales y proactivos en generarlas; no en pocas ocasiones luchando contra nuestro natural instinto a la queja. Mientras la queja seca nuestro corazón, la alabanza lo regenera y lo elevan por encima de las circunstancias. ¿Estoy diciendo que debemos ignorar las situaciones difíciles de nuestra vida? Para nada, estoy afirmando que por medio de la al...

HÁBLALE A TU CORAZÓN (SALMO 149)

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  Porque el Señor ama a su pueblo. (Salmo 149) Cuando leía este penúltimo salmo del salterio le pedía al Espíritu Santo, como lo hago cada día, que relacionara con mi vida lo que estaba leyendo. Estoy en un tiempo de mi vida de muchas demandas de todo tipo, de muchas necesidades a mi alrededor, de muchas posibilidades de ministerio, pero, también con una sensación de agobio, de no poder llegar a todo, de que no puedo abarcar y, además, que mi salud y fuerzas no siempre me acompañan.  Por eso he relacionado mi situación con algo que leí recientemente escrito por uno de los grandes pensadores contemporáneos del cristianismo. En resumen venía a decir que mucha de nuestras tensiones e infelicidad en la vida eran consecuencia de que escuchamos demasiado al corazón, que nos bombardea con problemas, escenarios, preocupaciones, expectativas y frustraciones. Martin-Lloyd Jones proponía como contramedida, que le hablemos al corazón, que le recordemos quiénes som...

ALABAD A DIOS (SALMO 148)

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  Alabad el nombre del Señor (Salmo 148:13) La alabanza es la respuesta que puede provocar en nosotros la contemplación de algo externo. Este precioso cuadro, un paisaje, escuchar una aria o coro de opera, una canción de amor, etc. Es una respuesta instintiva -a menos que hayamos perdido el sentido estético- de nuestro ser. Es similar a la contemplación de uno de esos paisajes que quitan el aliento o una de esas noches cuajadas de estrellas. Los sentimientos, las expresiones, el movimiento interno que se produce en nosotros puede cambiar pero la respuesta se da. Alabar a Dios, como invita el salmista, no es cantarle canciones (especialmente esas que se repiten y repiten en un bucle que parece que va a llegar al infinito) Las canciones pueden ser un medio de expresar ese movimiento interno que se produce en nuestro corazón cuando contemplamos a Dios, quién es y qué ha hecho por nosotros. Porque la contemplación del Señor, como la contemplación de lo que hemos men...

CORAZÓN DOLIDO (SALMO 147)

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  El Señor sana a los de corazón dolido y venda sus heridas. (Salmo 147) El tiempo, dicen, todo lo cura. No creo que sea cierto. El tiempo cura cuando hay una buena gestión emocional de las heridas que ha sufrido el corazón. En ocasiones, el tiempo las hace más profundas, más intensas, más dolorosas. Tampoco ayuda lamerse las heridas; expresión que indica auto compasión, auto conmiseración, cosas que pueden incluso ser necesarias en un principio pero, que de continuar, nos hunden más y más en nuestra miseria, nos generan un masoquista placer de sentirnos víctimas. Hay heridas que solo Dios puede curar. Agravios que solo a Él podemos expresarle. dolores que solo Él puede manejar con amor, firmeza y comprensión. No es bueno dejar el dolor dentro, tampoco lo es exteriorizarlos para que la venganza nos de una efímera sensación de satisfacción. El salmo nos hace esa promesa, Jesús nos hace una invitación... venid a mí todos. Vale la pena pararse e identificar las heridas que h...

OJO EN QUIÉN CONFÍAS (SALMO 146)

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  No confiéis en los poderosos, en quienes son incapaces del salvar. (Salmo 146:3) Confianza, la medida en que yo me siento seguro con algo o alguien. Cuando confías en algo o alguien depositas tu seguridad, sea de forma consciente o inconsciente en esa persona o esa cosa. Pero, no es infrecuente que aquello que era nuestra fuente de seguridad, de la noche a la mañana se evapore. La vida es volátil y lo que ayer nos parecía tan sólido y nos proveía de tanta seguridad, simplemente muestra su fragilidad y nos deja inseguros.  Creo que el consejo del salmista no es únicamente referido a personas, sino, una vez más, a todo aquello que nos da un mínimo sentido de seguridad, personas, cuenta corriente, trabajo, relaciones, posición y un etcétera tan largo como deseemos. David nos está advirtiendo que es posible que perdamos de vista que detrás de todo está o debe estar Dios. Que, sin duda, el trabajo nos provee de un ingreso que nos permite afrontar el día a día pero,...

MIRAR CON ESPERANZA (SALMO 145)

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  El Señor sostiene a cuantos flaquean, levanta a los abatidos. Todos te miran con esperanza. (Salmo 145:14-15) ¿Quién puede resistirse a la mirada suplicante de un hijo? A esos ojos que miran con la esperanza que de la madre o el padre vendrá lo que en ese momento se necesita, ánimo, acogida, amor, apoyo, comprensión, gracia, no juicio, perdón... en fin, lo que sea. Ni puedo ni quiero pensar en Dios de otra forma que no sea como Padre. Así me lo enseñó Jesús y, por tanto, tengo todo el derecho a aferrarme a ello. El propio Maestro afirmó en Mateo capítulo 7 que si nosotros, que somos malos, tratamos bien a nuestros hijos, cómo podemos esperar un trato diferente por parte del gran Padre.  Dijo Jesús que Satanás es un mentiroso, el padre de todas las mentiras. Parte de su estrategia siempre será hacernos dudar el amor del Padre y lo hará con medias verdades, confrontándonos con la realidad de nuestro miseria y queriendo hacernos creer que Dios no puede aceptarnos como...