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¿HAY ALGUIEN MÁS? (SALMO 86)

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  Cuando estoy angustiado te llamo porque tú me respondes (Salmo 86:7) Hay un viejo chiste de un hombre que accidentalmente cayó por un barranco. Afortunadamente, pudo sujetarse de una rama y allí quedó, a salvo de momento y preguntándose cuánto tiempo podría aguantar en esa situación. Recuperado del primer impacto comenzó a pedir auxilio con todas sus fuerzas. Era consciente de lo desierto del paraje y las pocas posibilidades de que en aquel momento alguien estuviera pasando por allí, pero ¡Qué otra cosa podía hacer!. Siguió gritando y gritando hasta que escuchó una voz poderosa que le dijo:  -Hijo mío, he oído tu voz, tu petición de auxilio, déjate caer y mis ángeles te recogerán.  Repuesto de la sorpresa de haber escuchado esa voz y esperanzado preguntó:  -Pero, ¿quién eres? La voz, respondió: Soy Dios, déjate caer y, tal y como te he prometido, mis ángeles te recogerán. El hombre quedó pensativo por un momento y a continuación respondió: -Muchas gracias, per...

LA FALTA DE MEMORIA DE DIOS (SALMO 85)

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  Has perdonado la falta de tu pueblo, has ocultado todos sus pecados. (Salmo 85:2) Hay una gran diferencia entre un indulto y una amnistía. En ambas situaciones los presos son liberados de la cárcel. Pero en la primera, el indulto, los antecedentes penales de la persona permanecen intactos, no son eliminados, los registros de sus crímenes permanecen en su expediente y, en caso de reincidencia, podría tener consecuencias para el sujeto.  La amnistía es completamente diferente; la persona es igualmente liberada, pero sus antecedentes penales son totalmente borrados, ya no queda el más mínimo rastro legal de sus delitos, fueran aquellos lo que fueran. En definitiva, es como si esa persona nunca hubiera delinquido, como si nunca hubiera cometido la más mínima falta. Cuando la Biblia habla del perdón del Señor no está hablando de amnistía. No es simplemente un perdón puntual, es una eliminación total de nuestro expediente. Dicho de otra manera, es como si nunca antes hub...

LOS NIVELES DE TU BATERÍA (SALMO 84)

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¡Qué felices son los que de ti reciben fuerzas... Mientras más avanzan, más fuerzas tienen, y cuando llegan a tu templo te contemplan a ti, el Dios verdadero. (Salmo 84: 6 y 8) Es posible que el dichoso virus que causa la pandemia no nos alcance ¡Aunque el círculo se estrecha!, pero no cabe duda que a todos nos va desgastando física, mental, emocional e incluso espiritualmente. Necesitamos energía para llevar adelante nuestro proyecto vital en unas circunstancias que no son nada propicias y que nos van drenando poco a poco de energía. Este drenaje se intensifica si, además de gestionar nuestra propia realidad, estamos en una situación en la cual nos vemos obligados a ayudar a otros en su propia gestión de la situación. Como si fuéramos un teléfono móvil o celular, cuantas más aplicaciones tenemos abiertas, más batería gastamos. Siguiendo con la ilustración del teléfono celular, llega un momento en que la batería se encuentra bajo mínimos y, a menos que la recarguemos, corremos un serio...

PISAR A OTROS (SALMO 83)

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  Sean avergonzados y turbados para siempre, que sea deshonrados y perezcan. (Salmo 83:17) Aquí vuelve Asaf en todo su esplendor y total falta de corrección política. Dice lo que piensa y lo hace sin filtros. Las palabras que he reproducido son las más suaves que usa para referirse a los enemigos de Israel, a ser posible, destrucción total. Por asociación han venido a mi mente las palabras del apóstol Juan, el discípulos amado, el apóstol del amor ¡menos mal!, cuando, ante el desplante de unos samaritanos le dice a Jesús que podrían hacer que descendiera fuego del cielo y los consumiera. Para ser justos, yo lo he pensado muchas veces con respecto a otras personas. Sería interesante leer en la prensa al día siguiente: "misteriosa combustión espontánea de un grupo de personas. La policía continúa investigando". Bromas aparte, hay un contraste entre Asaf y Jesús. El primero pide venganza, el segundo pide perdón por sus enemigos y se lo otorga. Jesús nos marca un camino superior ...

JUICIOS A LOS DIOSES.... Y A SUS SEGUIDORES (SALMO 82)

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  Dios se alza en la asamblea divina, entre los dioses imparte justicia.   “¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y seréis favorables a los malos? [ Pausa]   Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde y al necesitado,   poned a salvo al desvalido y al pobre, ¡libradlos de las garras del malvado!”. (Salmo 82: 1-4) Vamos a ponerle un poco de imaginación. Los "dioses" del universo se han reunido en asamblea que es presidida por nuestro Dios. El Señor desgrana los cargos que se presentan contra los dioses. Son acusados, como sucede tan a menudo en nuestra sociedad, de favorecer al poderoso y no hacer justicia al vulnerable.  Si echamos un vistazo a la historia vamos a comprobar que los dioses siempre están al lado del rico, del fuerte, del poderoso, del soldado, el sacerdote, el noble y el rey. No están del lado del vulnerable. Sólo hay una honrosa excepción, el Dios de Israel, que no únicamente se muestra favorable a estos, sino que además ...

METACOGNICIÓN (SALMO 81)

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  Pero mi pueblo no me escuchó, Israel no quiso nada conmigo. Y yo los dejé a su antojo, caminando según sus deseos. (Salmo 81:11-12) La metacognición es la capacidad que tenemos los seres humanos de pensar sobre nuestros pensamientos. Es como si pudiéramos ser observadores de nuestra propia vida interior, como si nos pudiéramos ver desde fuera y reflexionar sobre lo que estamos pensando. Lamentablemente, es una facultad muy poco usada y vivimos en una sociedad que ya se encarga al máximo de que no la ejerzamos pues es peligrosa. Ya en la época del Imperio Romano existía la famosa frase: "pan y circo". Con ella se trataba de expresar que a la gente hay que llenarle el estómago y la cabeza para que no cometan el peligroso acto de pensar. Yo diría que poco ha cambiado desde entonces. Lo que produce tristeza es lo poco que los seguidores de Jesús usamos esta capacidad. Además, en nosotros se ve potenciada por el auxilio del Espíritu Santo que hace que nuestra capacidad ...

DESOLACIÓN (SALMO 80)

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Dios nuestro, Señor del universo, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! (Salmo 80:20) A menudo, bromeo con mis amigos cuando me comentan que me ven bien. Les digo que no puede estar triste el corazón que tiene a Cristo. Bueno, es una frase hecha como tantas otras que usamos entre los cristianos; frases que nos hacen ser percibidos como espirituales pero que, en ocasiones, no reflejan la realidad de muchos corazones que están tristes y que igualmente aman al Señor. A Jesús, en Getsemaní, le invadió una tristeza de muerte. También cuando se encontró delante de la tumba de su querido amigo Lázaro. Se sintió triste delante de Jerusalén, al ver su realidad espiritual, económica, política. Daniel y Nehemías se sintieron tristes al contemplar la situación de su pueblo. Asaf, mi salmista favorito, se sintió triste en muchas ocasiones y con crudeza y honestidad se lo expresó al Señor. Asaf nos enseña a no reprimir nuestras emociones, sean estas las que sea...