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PARÁBOLAS, TRIGO Y CIZAÑA

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Jesús les contó después esta otra parábola: — El reino de los cielos puede compararse a un hombre que había sembrado buena semilla en su campo.   25  Pero mientras todos dormían, llegó su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.   26  Cuando el trigo germinó y se formó la espiga, apareció también la cizaña.   27  Los criados se dirigieron entonces al amo del campo y le dijeron: “Señor, ¿cómo es que hay cizaña en el campo, si la semilla que sembraste era buena?”.   28  El amo les contestó: “Alguien que no me quiere bien ha hecho esto”. Los criados le propusieron: “Si te parece, iremos a arrancar la cizaña”.   29  Pero él les dijo: “No lo hagáis ahora, no sea que, por arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo.   30  Dejadlos crecer juntos hasta el tiempo de la siega. Entonces encargaré a los segadores que corten primero la cizaña y la aten en manojos para quemarla, y que luego guarden el trigo en mi grane...

PARÁBOLAS, LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA

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También dijo: — Con el reino de Dios sucede lo mismo que con la semilla que un hombre siembra en la tierra:   27  tanto si duerme como si está despierto, así de noche como de día, la semilla germina y crece, aunque él no sepa cómo.   28  La tierra, por sí misma, la lleva a dar fruto: primero brota la hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga.   29  Y cuando el grano ya está en sazón, en seguida se mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha. (Marcos 4:26-29) Una semilla crece porque tiene el potencial en sí misma para hacerlo. En aquella época el campesino que sembraba no tenía ni la más remota idea de los mecanismos que hacían que aquella semilla depositada en el suelo pudiera producir el fruto que después recogería. Ahora los conocemos perfectamente, sin embargo, en los tiempos de Jesús aquello era un auténtico misterio, entendiendo por tal algo que va más allá de lo que la razón puede procesar. T...

PARÁBOLAS. EL SEMBRADOR

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Aquel día salió Jesús de casa y fue a sentarse a la orilla del lago.   2  Se reunió tanta gente en torno a él que decidió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la gente se quedaba en la orilla.   3  Entonces Jesús comenzó a exponerles muchas cosas por medio de parábolas. Les decía: — Una vez, un sembrador salió a sembrar.   4  Al lanzar la semilla, una parte cayó al borde del camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.   5  Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde había poca tierra; y como la tierra no era profunda, la semilla brotó muy pronto;   6  pero, apenas salió el sol, se agostó y, al no tener raíz, se secó.   7  Otra parte de la semilla cayó entre cardos, y los cardos crecieron y la ahogaron.   8  Otra parte, en fin, cayó en tierra fértil, y dio fruto: unas espigas dieron grano al ciento; otras al sesenta, y otras, al treinta por uno.   9  Quien pueda entender esto, que lo...

EL ESTILO DE VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS XVII

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Quiero, sin embargo, que seáis sagaces para hacer el bien y limpios frente al mal (Romanos 16:19) Si tuviéramos que hacer una paráfrasis de este versículo sonaría de este modo: "En lo que se refiere a la práctica del bien, sed astutos y prudentes, intencionales en llevarlo a cabo; por el contrario, cuando se trata del mal sed totalmente inocentes, incluso ingenuos". Pablo termina su carta con algunas recomendaciones finales y entre ellas encontramos esta.  Seguir el bien, es decir, bendecir con nuestras acciones, omisiones, actitudes y relaciones a otros, y evitar el mal, es decir, todo aquello que contribuye y hace daño a otros, debe ser una actitud totalmente intencional y pro activa por nuestra parte.  Seguir estos consejos del apóstol implica vivir una vida reflexiva, es decir, que somos conscientes del impacto para bien o para mal que provocamos en la vida de otros y en la nuestra propia. El tipo de sociedad en la que nos ha tocado vivir no favorece en...

EL ESTILO DE VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS XVI

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Que cada uno de nosotros procure agradar a los demás, buscando su bien y su crecimiento en la fe. (Romanos 15:2) Nuevamente Pablo sorprende por su sencillez y claridad. El apóstol va directo al grano y nos ofrece una sencilla fórmula para poder evaluar nuestro comportamiento en el contexto de la vida comunitaria, de tal modo que seamos de bendición y edificación para las personas: agradar, bendecir y ayudar a crecer. Estos tres principios deberían regir nuestro acercamiento a los otros y, consecuentemente, antes de comenzar una acción, una omisión, un comentario, una actitud, pensar si ayudará al otro a crecer en su fe, si le bendecirá y si estaremos agradándole. En el versículo siguiente -el tres- Pablo indica que esa fue la actitud que movió a Jesús y que nosotros deberíamos imitar. Nuestro problema como seguidores del Maestro no es la falta de conocimiento ¡Lo tenemos y sobrado! es la falta de acción, de práctica; carecemos con demasiada frecuencia de la i...

EL ESTILO DE VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS XV

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Por tanto, dejemos ya de criticarnos unos a otros. Proponeos, más bien, no ser para el hermano ocasión o motivo de pecado... Así que busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua. (Romanos 14) Pablo opone dos conductas, la crítica frente a la paz y la convivencia. La primera sale de natural de nosotros, está en nuestro ADN afectado por el pecado, en nuestra vieja naturaleza. La segunda debe ser intencional, debe buscarse, debe perseguirse con afán, que es definido por el diccionario como: "esfuerzo o empeño grande". La primera de esas conductas puede incluso ser justificada con argumentos bíblicos y se disfraza de espiritualidad cuando es puro legalismo que, a su vez, es otra de las manifestaciones de la vieja naturaleza. No olvidemos que por quebrantar la ley fue Jesús llevado a muerte por los fariseos. La segunda refleja el carácter de Dios y trae vida y restauración a la comunidad.  Ambas son opciones ante las cuales nosotros...

EL ESTILO DE VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS XIII

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Acoged a los que tienen una fe poco formada y no os enzarcéis en cuestiones opinables... Actué cada uno conforme al dictamen de su conciencia... ¿Cómo te atreves entonces a erigirte en juez de tu hermano? ¿Quién eres tú para despreciarlo? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios, pues dice la Escritura: "Por mi vida, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y todos reconocerán la grandeza de Dios. En una palabra, cada uno de nosotros habrá de rendir cuentas a Dios de sí mismo. (Romanos 14:1-12) Ya Jesús afirmó que no deberíamos juzgar para de este modo no correr el riesgo del ser juzgados. También indicó que lo seríamos con la misma vara de medir que usamos para los demás. Pablo profundiza en esta enseñanza del Maestro y nos invita a evitar el juzgar a los demás, especialmente en aquellas cuestiones que son totalmente opinables; a continuación, indica dos ejemplos, la comida y la observancia o no de determinados días. El criterio que nos da el apó...