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SALMO 80/ RENUÉVANOS

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¡Oh Dios, renuévanos! (Salmo 80:4) Esta salmo de Asaf es una oración colectiva. Es probable que fuera leída en público, bien por un sacerdote o de forma antifonal por el director del coro y el pueblo. En cualquier caso expresa un deseo colectivo que, naturalmente, cada uno de los participantes puede, si lo desea, hacer suyo propio. En el mundo hebreo las cosas importantes se repiten. La repetición es una de las formas de aprendizaje más antigua que conocemos. Precisamente, la frase que encabeza esta entrada del blog se repite en tres ocasiones, señal de que es importante. Las tres están relacionadas con el estado de postración que el pueblo, como colectivo, vive.  La palabra renovar tiene muchos y ricos significados en castellano: "hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado"; "restablecer o reanudar una relación que se había interrumpido"; "dar nueva energía a algo, transformarlo"; "poner de nuevo o remplazar algo". ...

SALMO 79/ CONFESIÓN

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Perdona nuestros pecados haciendo honor a tu nombre. (Salmo 79:9) Dicen los estudiosos bíblicos que Asaf escribió este salmo como una expresión de sus sentimientos a causa de la destrucción de Jerusalén y del templo. Una lectura completa del mismo refleja el estado en el que ha quedado la ciudad santa y sus habitantes y cómo sus enemigos se han enseñado con la una y los otros. El poema expresa dolor, rabia, sensación de abandono y clama por venganza. Asaf considera que lo que ha pasado, no es únicamente un problema del pueblo, es una auténtica afrenta al Señor, a su nombre y a su gloria. Yo al leerlo pensaba en mí mismo y por extensión en las personas en general. Cuando pasamos por momentos de dificultad, de dolor, de sufrimiento, de reto, de calamidad o, simplemente, cuando la vida no nos va bien, hay una tendencia a externalizar las responsabilidades, a culpar a otros o bien a las circunstancias, a considerar injusto lo que no está pasando (sin tener en...

SALMO 78/ NADIE ESCUCHA

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Escucha. (Salmo 78:1) Una de las competencias básicas que se aprende en los cursos de coaching es la de escuchar. Es muy importante porque lo cierto es que en nuestra sociedad rara vez alguien escucha a alguien; las personas quieren hablar, explicarse, narrar sus historias, contar sus necesidades. Muy pocas veces se produce un diálogo porque lo que buscamos no es una relación bilateral sino simplemente una oreja que nos escuche y nos permita hablar y hablar. Por supuesto hay niveles. Algunas personas son educadas y  te conceden un cierto tiempo para que tú puedas hablar (no excesivo, todo sea dicho de paso), no necesariamente tienen interés en aquello que deseas compartirles pero, al menos, lo pretenden. Otras, simplemente esperan a que uno respire para continuar con su discurso. Mi vida personal y ministerial está llena de cientos de anécdotas en este sentido. Lo anterior es tan sólo una evidencia de cuán centrados estamos en nosotros mismos y qué poco nos in...

SALMO 78/ ESCUCHAR

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Pueblo mío, escucha mi enseñanza, atended a las palabras de mi boca. (Salmo 78:1) Creo que vale la pena considerar el efecto que el entorno en el que vivimos ejerce sobre nosotros. Pensemos por un momento en la comunicación. Estoy sentado en la mesa, delante del ordenador, escribiendo este comentario. En esta misma computadora tengo cinco o seis cuentas de correo electrónico, tres páginas de facebook que administro y mi twitter. A mi izquierda tengo mi teléfono móvil recibiendo su ración diaria de electricidad para poder funcionar. A escasos metros se encuentra mi tablet. Estamos acostumbrados a un aluvión de información, a recibir imputs constantemente y rápidamente. Nos irritamos si la conexión de Internet es lenta, si nuestro correo no es respondido de forma inmediata y si el whatsapp que enviamos no ha sido devuelto con la información o respuesta que esperábamos. Con un sólo clic tenemos universos de información a nuestro alcance. Todo debe ser rápid...

SALMO 77/ ANTÍDOTO

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De noche recuerdo mi canto, reflexiono y me pregunto: ¿Nos abandona para siempre el Señor y no vuelve nunca a aceptarnos? ¿Se acabó para siempre su bondad? ¿Ha cesado eternamente su palabra? ¿Acaso olvidó Dios ser compasivo? ¿Ha cerrado con ira sus entrañas?... Sobre todos tus actos medito, sobre tus hechos reflexiono. (Salmo 77:7-13) Hubo momentos, hay momentos o seguro que habrá momentos en los que uno sienta lo mismo que estaba experimentando Asaf. El peligro es entrar en una espiral que lleve más y más a la miseria y a la desesperación emocional y espiritual. Es normal, es humano, es legítimo el realizarse las preguntas que se hizo el salmista y que expresó en su poema y que Dios honró permitiendo que formen parte de su Palabra inspirada. Pero el mismo Asaf nos da el antídoto -yo diría, con toda humildad, el único que existe- para combatir este tipo de estados; hacer memoria de la intervención del Señor en el pasado en nuestras vidas, recordar su bondad y mise...

SALMO 76/ PROMESAS

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Haced promesas a Dios vuestro Señor y cumplidlas. (Salmo 76:12) La promesa, la palabra dada, es un valor que cotiza a la baja en el mercado. Tiempo atrás éstas eran fiables y cuando uno recibía una promesa y le era dada una palabra se tenía la certeza de que aquello se cumpliría porque el dador había empeñado su honor, su respetabilidad, su dignidad y su confiabilidad. Estos días todo eso carece, por lo general, de valor. Decimos y nos desdecimos sin ningún rubor o pudor; el momento marca la conveniencia o inconveniencia de mantenernos en lo dicho o prometido. Damos nuestra palabra conscientes de que cuando llegue el momento volveremos a evaluar la conveniencia o no de tirar adelante con lo prometido, y nuestro interés nos dictará si hemos de ser fieles o no. Todo lo anterior dice mucho acerca de quiénes somos y cómo consideramos a los otros. Cumplir nuestras promesas o no hacerlo revela una buena cantidad de información sobre nuestro carácter y catadura moral...

SALMO 75/ DIOS JUZGA

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Es Dios quien juzga: a este humilla, a aquel exalta. (Salmo 75:8) Mis juicios, aunque lo pretenda, rara vez son objetivos; pueden estar mediatizados por muchas cosas, mis simpatías o antipatías, mis intereses, mi conocimiento parcial o sesgado de la realidad y un largo etcétera de aspectos. ¡Qué decir sobre los juicios sobre mí mismo! Fácilmente puedo excusar en mi vida lo que condeno en otros; puedo encontrar atenuantes en conductas mías que me irritan profundamente cuando las identifico en otros. En fin, la objetividad a la hora de hacer juicios sobre los seres humanos es compleja y complicada.  No así con Dios quien, tal y como dice Pablo escribiendo a los romanos, juzga según verdad; su juicio siempre es objetivo, no hace acepción de personas ni tiene favoritismos; no condona en sus hijos lo que condena en aquellos que no le conocen. Esto en mi parecer es sumamente importante y valioso ya que no siempre me puedo fiar del juicio de los demás ni tampoco del ...